Monday, March 09, 2015

Edmundo Paz Soldán escribe novela sobre una prisión de máxima seguridad

Edmundo Paz Soldán hace una metáfora de la guerra en un mundo futuro en su novela “Iris”


Edmundo Paz Soldán hace una metáfora de la guerra en un mundo futuro en su novela “Iris



MIAMI.- BEATRIZ E. MENDOZA
bmendoza@diariolasamericas.com

@bemendozac

Desde hace 25 años vive en Estados Unidos, pero sólo hace seis publicó su primera novela
ambientada en este país. Con su último trabajo, Iris, el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán
pretendía continuar la trilogía sobre la violencia en la sociedad estadounidense que empezó con Los
vivos y los muertos (Alfaguara, 2009) y Norte (Mondadori, 2011). Pero hubo un desvío y terminó en
Iris, un lugar en el futuro al que llegó por causalidad y que existe tan sólo en las páginas de su más
reciente novela (Alfaguara, 2014).

“Una voz metálica en la radio del jipu les informó de una emergencia en el templo de Xlött en el
anillo exterior. Song enfiló hacia allá. Xavier levantó la vista y lo golpeó la luz del día, rojiza como un atardecer constante”.

Así arranca esta historia con un lenguaje inventado que en principio puede
despistar al lector.


Pero hay que hacer un esfuerzo y seguir avanzando hasta terminar el primer
capítulo, al final del cual habremos arribado definitivamente en este mundo desolador, la primera
novela de ciencia ficción de este escritor realista que se confiesa un gran lector del género.


En el café de Books and Books, donde se presentó hace pocos días, el ganador del Premio Nacional
de Novela de Bolivia contó a DIARIO LAS AMÉRICAS que la inspiración vino de un hecho real: los asesinatos injustificados de civiles a manos de un grupo de soldados norteamericanos en Afganistán que terminaron juzgados en una corte marcial.


El escritor Edmundo Paz Soldán firma un ejemplar de su obra para una lectora. (B. MENDOZA). 

“Me pareció una idea fascinante para una novela. Quería escribir una novela post 11 de Septiembre.
‘Esto es una buena metáfora de lo que hace la  guerra con la gente’, me dije. Pero cuando comencé a
investigar, en las noticias tenías todo el tiempo Afganistán e Irak y me di cuenta que el tema me
saturaba”, afirmó.


Recrear el lenguaje

Cuando el proyecto le “comenzó a aburrir”, un amigo le sugirió ambientarlo en Marte: “Yo me maté
de risa, pero luego me pareció que podía ser una salida inventar un lugar extraño. Si era una novela
ambientada en el futuro, y si habían cambiado las cosas, no podía escribir con el lenguaje de hoy”.
“Comencé primero a jugar con algunas palabras simplemente por el sonido, sobre todo los animales.


Pensé en animales que no existen y luego un amigo me dijo ‘pero también tienes que poner verbos’,
y muchos eran del inglés, simplemente, como sonaba el inglés, escribirlas. Pero no quería hacer
spanglish, porque era el recurso más fácil y hubiera ubicado la novela en el presente. Entonces
comencé a mezclar palabras de otros diccionarios”, aseguró.

“A mí nunca me ha interesado la ciencia ficción de naves espaciales o alienígenas, sino la ciencia
ficción política o las alegorías políticas que dicen algo sobre nuestro mundo, como 1984, que es una
alegoría sobre el totalitarismo, o Un mundo feliz, la novela de Huxley sobre las cuestiones éticas de
la manipulación genética, y las de Philip Dick sobre la guerra fría”, dijo este licenciado en ciencias
políticas de la Universidad de Alabama en Huntsville.

Su trabajo en Cornell

Sobre cómo conjuga su faceta de escritor con la de profesor de literatura hispanoamericana en la
Universidad de Cornell acotó: “Es un poco esquizofrénico, no se puede conjugar del todo porque
cuando escribes ficción, trato de escribir lo más rápido que pueda la primera versión. Mi superstición
es que estoy dejándome llevar por ciertas ideas o imágenes, o sea, mi razón no va a intervenir
mucho y van a salir cosas que están muy adentro, en el inconsciente, en cambio el trabajo del
profesor es opuesto, tienes un texto y tienes que tratar de explicarlo a tus estudiantes”.


Nuevos proyectos

Durante 14 años este ganador del Premio Juan Rulfo no escribió cuentos, sólo novelas y fue gracias a
Iris que regresó a los relatos: “Hubo varias historias que  no entraron en la novela y han entrado en
un libro de cuentos que se llama Las visiones, que he terminado hace poco. Yo había comenzado a
escribir una nueva novela ambientada en Iris, pero después de un tiempo me di cuenta que ya había
dicho todo lo que tenía que decir sobre este lugar. Iris desapareció de la novela y se ha convertido
en una [obra] realista otra vez”.

“Tiene que ver con cómo vivir en una prisión de máxima seguridad en la que tanto los prisioneros
como los guardias se conocen de mucho tiempo y tienen sus ciertas reglas de conducta, pero son
reglas que se van quebrando y se tienen que volver a establecer”, acotó sobre su nuevo proyecto.

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