Saturday, November 02, 2013

"Es necesario tener una guía antes de escribir una novela": Edmundo Paz-Soldán

 
 
Por Juan Camilo Gómez

El novelista boliviano Edmundo Paz-Soldán es un escritor incansable. Reconocido por sus cuentos y sus novelas, y por ser uno de los mayores exponentes de literatura latinoamericana de las últimas décadas, este docente de literatura de la Universidad de Cornell, New York, presentará en la Feria del Libro de Miami su obra "Norte", mientras prepara la última revisión de su novela "Iris".
MiamiDiario habló con él, para conocer cómo es el proceso creativo y el ejercicio de la escritura, tan estructurado para algunos y tan esquivo para otros.
 
 
¿Cómo es el proceso creativo de una novela?
 
Cada escritor tiene su sistema. El modelo que me sirve seguramente no podrá ser transferido a muchas personas. A mí me sirve tener un "mapa", aunque sepa que no va a durar mucho. Es necesario tener esa guía antes de escribir una novela. Pienso en una estructura, pero no sé cómo va a acabar. Por ejemplo, ahora me gustaría escribir la historia de dos hermanos, entre los 10 y 12 años, cuyo padre es el director de una prisión. Yo desarrollo el germen de la historia, pero hoy no tengo más. En ese libro seguramente aparecerán personajes basados en mi adolescencia, ya sé el conflicto, pero no sé cómo se va a desarrollar. Pero no quiero hacer algo sentimental o melodramático.
 
 
¿Es decir que aunque tenga un "mapa", las historias terminan tomando un curso totalmente diferente al pensado originalmente?
 
Sí. Por ejemplo, en la novela Iris de ciencia ficción, que acabo de terminar, hay un personaje que es un capitán de un ejército, y comete crímenes de guerra. Para escribir en su background hice un capítulo de su adolescencia, pero luego me di cuenta de que no quedaba bien en la novela, porque era una historia muy larga, de siete páginas, que era un cuento en sí mismo. Ese era un personaje que podría explorar, casi como una precuela, en una trama con accidentes tóxicos, aire contaminado, mitos en torno a unos mutantes que viven cerca de la prisión y una trama de la que ya sé cuál será el conflicto, así que tomó otro camino y se convertirá en un trabajo distinto, aunque no he escrito una línea de esa novela.
 
 
Algunos autores no pasan a la página dos sin estar totalmente seguros de que la página uno está perfecta. Otros, escriben hasta el final, sin mirar atrás, y luego revisan. ¿Cómo escribe usted?
 
 
No creo que mi proceso sea muy práctico, pero a mí me funciona. Yo sigo avanzando como caballo cochero hasta el final (risas), termino una versión, luego la leo y veo muchas cosas que no funcionan, y vuelvo a escribir otra versión, de principio a fin, como capas de barniz, y en cada capa voy eliminando ciertas cosas. Tengo amigos de confianza que me ayudan en ese proceso. El problema de ese tipo de trabajo es que a veces estoy en la página 250 cuando me doy cuenta que hay algo del personaje que no funciona, y hay que cambiarlo desde el principio. Conozco escritores que no pasan a la página dos sin haber limpiado la página uno, y siento que quizás es muy práctico, pero a veces revisar varias veces hace que siempre se encuentren cosas nuevas, y no se avanza.
 
¿Quiénes son esos amigos que lo editan?
 
En la Universidad de Cornell (Ithaca, NY), donde soy docente, hay varios estudiantes que hacen el doctorado y son escritores. Tenemos un taller de escritura y diálogo mucho con ellos al momento de enviar un manuscrito. Tengo amigos que lo ven terminado, y otros van viendo cómo surge el proceso.
 
 
¿Se queda con la escritura del cuento o de la novela?
 
Comencé como cuentista. Escribía cuentos breves y llegó un punto en el que se me hizo muy mecánico. Fui dejando el cuento y me dediqué a la novela, porque era un género que no terminaba de controlar, siempre hay cosas que te cuestan y hay que seguir peleando con el texto. En los últimos años he vuelto al cuento, porque Iris tiene historias que me excedían y no funcionaban en la novela, así que las fui independizando, escribiendo cuentos ambientados en ese mundo.
 
 
¿Escribe varias cosas a la vez, o espera terminar un proyecto para comenzar el siguiente?
Puedo tener proyectos en simultáneo, pero no en el mismo género. Puedo escribir cuentos mientras escribo una novela, pero a veces me tarda mucho descubrir un nuevo proyecto. Tampoco me gustan esos libros que tienen un montón de cuentos recopilados, pero dispersos. Tiene que haber una ilación entre los cuentos, así sea temática, como "El llano en llamas" (Rulfo) o "Ficciones" (Borges), que los ves como una unidad.
 
Y en el día a día, ¿cómo es la rutina de escribir?
 
Cuando me doy cuenta de que estoy metido en la historia no me queda otra que escribir. Encuentro tiempo, a veces duermo menos, pero no es algo que me pase todos los días, porque puedo terminar un manuscrito y dejarlo descansar durante tres meses. Aunque la novela necesita continuidad. Cuando estoy escribiendo una versión sé que tengo que continuar, porque no la puedo dejar en la página 73 y retomarla un mes después, porque ya no me acuerdo de la continuidad, de qué color eran los ojos de este personaje, en qué estaba pensando este otro, y para situarme nuevamente debo volver sobre mis pasos, y eso me cuesta mucho. He aprendido a no tenerle miedo a las épocas en las que no estoy escribiendo. Siento que esa es mi otra época de escribir, porque a veces un manuscrito como el de Iris puedo pasar hasta un mes sin tocarlo, y hay cosas que han cambiado. Cuando me siente a mirar una versión definitiva, veré cosas que antes no veía.

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