Entrevista a Paz Soldán sobre su novela titulada Palacio Quemado
"Siento que soy mas útil escribiendo: me gusta ese papel»
Entrevista a Edmundo Paz Soldán
Por Liliana Bringas de Ávila
Entrevista en Nueva York al escritor boliviano Edmundo Paz Soldán, que llegará a Lima en julio para la Feria Internacional de Libro, acerca de su reciente novela Palacio Quemado (Alfaguara 2006)
Es frecuente que en la librería Lectorum, ubicada en pleno corazón de Manhattan, se organicen lecturas literarias y presentaciones de libros, justamente en el ciclo «Los nuestros» intervino Edmundo Paz Soldán —el autor de Amores imperfectos — para disertar sobre su última novela Palacio Quemado, donde capta, con una prosa genial, la esencia de ese intelectual atrapado entre el altruismo y la negligencia, al que retrata bajo el nombre de Óscar. Creo que en cada uno de nosotros existe ese personaje de quien muchas veces nos avergonzamos.
Dice Paz Soldán: «Nadie puede estar totalmente libre de la falta de conciencia: los medios de comunicación son reducidos e inevitablemente puedes terminar trabajando para el gobierno. Creo que algunos intelectuales que laboran para un ‘medio’ no es porque necesariamente lo aprueben.»
¿Cómo nació Palacio Quemado?
Cuando tenía 18 años, quería ser periodista y tenía deseos de entrevistar a algún personaje del gobierno. Corrían los años 80: se lo comenté a mi padre, él me sugirió que esa persona podía ser mi tío, pues trabajaba para el gobierno y, en ese entonces, gozaba de gran prestigio: justamente esa secuencia sucedió tal como lo relato en la novela.
Ya en casa de mi tío, observé que tenía muchas fotos con gente importante y, dentro de toda esa colección, había una que particularmente me llamó la atención: era una foto dedicada, firmada por un ex dictador. Como no era un buen periodista no le pregunté a mi tío el motivo de esa dedicatoria, pero fue mi padre quien me contó que era él quien escribía los discursos al dictador Barrientos.
Por un tiempo olvidé ese hecho pero, hace algunos años, cuando me di cuenta de la fascinación que existe entre el poder y los intelectuales, lo recordé.
En los últimos 20 años he conocido gente y amigos que han escrito discursos para presidentes.
¿Qué quieres mostrar con esta novela?
La crisis de un sistema y una clase social acostumbrada a privilegios y que de pronto siente que el piso se le hunde.
Me fascina la época entre el 2000 y el 2003, que es el fin del modelo neoliberal en Bolivia.
Yo siento que la literatura también puede intervenir en estos procesos y que además puede captar ciertas susceptibilidades subterráneas. Quería utilizar la literatura como género de la novela con reflexión crítica, la relación del intelectual cortesano seducido por el poder.
Estoy satisfecho con el resultado, esta novela tiene siete u ocho versiones y en ese tiempo de correcciones ganó en detalles fundamentales.
¿Has recibido comentarios de políticos bolivianos con respecto a Palacio Quemado?
Sí, especialmente sobre la recreación del ambiente palaciego, el cual ha sido muy acertado, según sus propios comentarios. Antes de eso tenia inseguridad sobre ese punto. Yo no quería que el libro fuera muy literario.
Quería representar en Óscar a ese intelectual que siente que el país debe cambiar pero que al mismo tiempo sabe que esos cambios no le beneficiarán. Óscar pertenece a esa clase privilegiada. Tener una suerte de buena conciencia no lleva necesariamente a actuar.
Háblanos de Evo Morales
Pienso que es un gran caudillo y un gran líder. Pero un buen estadista debe tener un gobierno para todos y su discurso tiene limitaciones. Cuando Morales llegó al poder, dijo que no habría venganza, sin embargo su mensaje ha sido de choque y confrontación.
Hasta la clase media esperaba la llegada de un indígena al gobierno, ahora siente que no esta siendo representada.
Antes de su arribo al poder, un sector opinaba: «OK, que gobiernen los indios para que sepan lo difícil que es»; la otra posición decía «ya les toca». Yo hablo como analista.
Él no puede seguir actuando como un líder sindical sino como presidente.
Una anécdota
Cuando hablaba con editores y les comentaba que tenía lista una novela sobre política, me respondían: —No por favor, eso no vende; al único que le va bien con novelas de ese tipo es a Mario Vargas Llosa. —Entonces, para minimizar lo dicho, decía que mi novela también recreaba romance e intriga.
El Perú
Le tengo un gran cariño a Perú. Fue el primer país donde circularon mis libros fuera de Bolivia, además una rama de mi familia vive en Arequipa, hay unos afectos que son familiares; es como sentirme en casa.*
*Publicada originalmente en Cyber ayllu
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