Sunday, December 21, 2008

ENTREVISTA A EDMUNDO PAZ SOLDÁN EN LIMA

ENTREVISTA A EDMUNDO PAZ SOLDÁN

Con los ojos en dos mundos

EL ESCRITOR BOLIVIANO LANZARÁ EN FEBRERO SU PRIMERA NOVELA AMBIENTADA TOTALMENTE EN ESTADOS UNIDOS. ADEMÁS, PREPARA OTRA SOBRE LA MIGRACIÓN LATINA A ESE PAÍS




Por Gonzalo Galarza Cerf



Edmundo Paz Soldán llegó a Lima de la misma forma en que habla: sin hacer bulla, casi en silencio y disparando sonrisas producto de su reencuentro con el fútbol --tras ocho años de permanecer alejado del deporte que lo llevó a estudiar gratis a los Estados Unidos-- y, sobre todo, de su estadía en España.




¿Cómo influirá en tu narrativa el año que pasaste en Madrid?
Quizá me sorprenda, porque en Madrid la verdad que no he podido escribir proyectos de largo aliento. Estoy acostumbrado al aislamiento de la ciudad universitaria donde vivo en Nueva York. Para mí, Madrid fue un deslumbramiento por sus incontables actividades culturales, sociales, deportivas... He estado más en un trabajo de periodista, pues sentía que estaba escribiendo mucha ficción y necesitaba expandir mis registros. Madrid ha sido muy positivo.




¿Ha sido un año sabático para el escritor y le has dado paso al periodista que siempre te ha gustado ser?
Siempre me ha gustado, pero es una carrera que siempre ha estado muy subordinada a proyectos de cuentos o novelas en marcha. Esta vez sí dejé eso y me dediqué más al trabajo de periodista cultural. Ahora que he vuelto a Estados Unidos me está costando volver al ritmo anterior.




¿Qué ventajas como escritor has encontrado en Madrid en comparación con Cornell?
Son mundos muy diferentes. Cornell es un lugar en donde hay un aislamiento que te ayuda para la lectura y escritura, pero a veces el problema de ese aislamiento es que te puede desconectar de lo que está pasando en la calle. Es un pueblito con una ciudad universitaria donde todos los libros son importantes... Hay mucha actividad intelectual, entonces puedes pensar que eso es el mundo y a veces eso choca. Está bien salir y ver cómo funciona la gran ciudad y cómo tener que lidiar con tanta actividad y movimiento. Es una cosa mucho más intensa y desordenada, pero apasionante.




Madrid se ha vuelto el hogar de muchos escritores latinoamericanos.
Sí, en los últimos años Madrid se ha vuelto una importante plaza, creo que desde el momento en que volvió un furor catalanista a Barcelona, donde sigue habiendo escritores latinoamericanos importantes. Pero en Madrid hay muchos peruanos: Jorge Benavides, Sergio Galarza, Toño Angulo y sigue llegando la gente.




Con tu llegada también se produjo tu vuelta a las canchas.
He jugado fútbol con este grupo de amigos escritores peruanos. No jugaba desde que me rompí los ligamentos y me operaron. El médico me había dicho que podía volver a jugar, pero había más miedo psicológico que físico. Tenía mucho miedo de volvérmelos a romper, por eso durante ocho años no toqué la pelota. Hasta llegar a Madrid.




¿Madrid ha sido como volver al barrio con los amigos?
Eso es lo bueno. Yo en Ithaca, en Cornell, vivo una vida muy aislada en cuanto a lo latino. Madrid, en cambio, se ha latinizado, hay muy buenos restaurantes peruanos, bolivianos, venezolanos y mexicanos. Hace cinco años era muy difícil encontrar restaurantes o cadenas mexicanas. Ahora Madrid ostenta la cara latina casi de manera orgullosa, caminas tres pasos y escuchas acentos colombianos.




¿Extrañabas esa mezcla?
Extrañaba y creo que un escritor necesita escuchar el lenguaje de la calle, el español; yo hago lo que puedo en Ithaca, pero es muy diferente a estar viviendo en la calle. De hecho pienso volver (risas).




¿El deporte se volvió un motivo de encuentro?
No tanto, porque recién me animé al final. Ahora estoy jugando en Ithaca. Madrid me ayudó a desinhibirme con mis estudiantes.




¿Y ahora estás abocado a un nuevo proyecto?
Tengo una novela que saldrá en España con Alfaguara en febrero. Se llama "Los vivos y los muertos" y está ambientada en un 'high school' estadounidense. Tiene que ver con la violencia diaria en Estados Unidos, adolescentes desquiciados, neuróticos, asesinos en serie. En la obra hay mucho Myspace, Facebook, chat, celulares, pero no es el tema central, como lo fue en "El delirio de Turing". Es mi primera novela ambientada totalmente en Estados Unidos, donde la violencia no está relacionada con el Estado, a diferencia de las anteriores.




Pero se desarrolla en una institución educativa.
Sí, con voces adolescentes. Y en enero me estoy yendo a la frontera de México con Estados Unidos para ver el tema de la inmigración latinoamericana y ver cómo le ha cambiado la cara a Estados Unidos en los últimos veinte años. Tengo cuatro personajes para mi otro proyecto: una mujer que crea la primera heroína latina para los videojuegos en Estados Unidos, un asesino en serie mexicano, un pintor que termina recluido en un sanatorio y un detective nacido en Nuevo México. Quisiera investigar un mes en la frontera.




¿Sueles hacer eso, como acostumbra Vargas Llosa?
No, pero esta vez sí lo necesité porque escribí cincuenta páginas de esta novela y me detuve porque estaba construyendo un México cinematográfico. Conozco el Distrito Federal, pero no la frontera, y es una realidad muy distinta. Necesito empaparme de colores, olores, sabores. Un mes viajando en ómnibus por la frontera puede ayudarme a captar la atmósfera, lo que dice García Márquez, el olor de la guayaba, un símbolo que te agarre, que te capture todo un lugar, no necesariamente mil cosas. Eso es lo que necesito, porque mi novela se ha estancado, pues sentía que me faltaba una composición de lugar.




Llegaste becado como futbolista a Estados Unidos. ¿Sigues temiendo ser un de-sarraigado?
Ya no. Con la situación de la política boliviana estoy muy empapado sobre lo que sucede y estoy escribiendo mucho sobre eso y viajo más que antes a Bolivia. Por otro lado, ya he echado raíces en Estados Unidos, me interesa mucho la política norteamericana y estoy escribiendo mucho sobre las elecciones. Me siento ligado tanto a Bolivia como a Estados Unidos y ahora a España. Cosas que antes miraba con indiferencia ahora me molestan, y quisiera que cambien. Ya me siento parte de Estados Unidos y no un simple espectador.




La política es un tema que siempre te apasiona.
Me apasiona mucho la cuestión estratégica, me hubiera encantado trabajar en la parte editorial de un periódico o en un comité de estrategias de un partido político. Me encanta analizar cómo va a afectar esto en la campaña estadounidense entre Obama y McCain, ver cuál sería la movida demócrata para lograr un discurso atractivo para el ciudadano medio.




En Bolivia decían que eres un norteamericano con pasaporte boliviano. ¿Sigue existiendo esa relación complicada con la crítica?
Se ha transformado en una cierta indiferencia que, por lo menos, me deja en paz. Me atacaban por una u otra cosa. Me preguntaban por qué en mis primeros cuentos no había 'lo campesino', 'lo minero'. Luego escribí una novela sobre el racismo en Bolivia y dicen que cómo voy a escribir sobre eso si no he vivido en Bolivia. Al final escribo sobre lo que me interesa y punto. De alguna forma eso me liberó. No hay temas privilegiados para escribir sobre Bolivia, sino tratamientos de temas. Escribir sobre mineros no te va a convertir en un gran novelista boliviano.




¿En la actualidad sueles ser duro contra el gobierno de Evo Morales?
El último artículo que escribí fue sobre los errores de Evo. Uno de ellos, por ejemplo, es tratar de hacer una revolución sin incluir las demandas de Santa Cruz, que es el polo atractivo de trabajo. Ya no es ese lugar de vacaciones frívolo de hace 20 años. Bolivia no es solo un país andino, el 70% pertenece a la cuenca Amazónica. Hoy, La Paz produce solamente el 17% del PBI y Santa Cruz el doble; entonces, hacer una revolución sin tomar en cuenta a Santa Cruz es un error. Utilizar un discurso excluyente, nosotros contra ellos, es sembrar vientos y cosechar tempestades.




¿Qué tanto te afecta la situación de Bolivia estando fuera, pero teniendo a la familia allí?
Me preocupa mucho. Es una falsa importancia. Falsa porque estando afuera piensas que estando dentro podrías hacer algo, pero es mentira, adentro no puedes hacer mucho. Hablo con mis padres en Cochabamba, mi hermana en La Paz, y sí hay momentos de tensión bastante grandes. Ahora las cosas se han calmado, pero es una calma falsa, los grupos están curando las heridas para volver a la lucha y en cualquier rato puede explotar. Eso es algo que me preocupa constantemente.


PERFIL
NOMBRE Edmundo Paz Soldán.
EDAD 41 años.
NACIONALIDAD Boliviana.
PUBLICACIONES Ha publicado las novelas "Días de papel" (premio Erich Guttentag 1992), "Alrededor de la torre" (1997), "Río fugitivo" (Alfaguara, 1998), "Sueños digitales" (Alfaguara, 2000), "La materia del deseo" (Alfaguara, 2001), "El delirio de Turing" (Alfaguara, 2003) y "Palacio quemado" (Alfaguara, 2006). También los libros de cuentos "Las máscaras de la nada" (1990), "Desapariciones" (1994), "Amores imperfectos" (Alfaguara, 1998), y "Desencuentros" (Alfaguara, 2004.


FUENTE :(EL COMERCIO, PERIODICO PERUANO)

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