Entrevista de Carlos Sotomayor a Paz Soldán :Una trilogía sobre la violencia
El escritor boliviano, radicado en EEUU, Edmundo Paz Soldán se encuentra nuevamente en Lima para presentar, en la FIL-Lima, Los vivos y los muertos (Alfaguara, 2009), una novela cuya trama se aleja de su Bolivia natal para situarse en un pueblito de los Estados Unidos. La novela formará parte, según cuenta Edmundo, de una trilogía sobre la violencia. La presentación se realizará hoy, a las 7:00 p.m., en la Feria Internacional del Libro (Parque Los próceres, Jesús María). Los comentarios estarán a cargo de Patricia del Río.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
La novela surge a través de un hecho noticioso que te impacta, ¿verdad?
Una amiga me envío un dossier con recortes de lo que había ocurrido en este pueblito a 20 minutos de donde vivo, en Estados Unidos. Me impactó. Puede haber sido un hecho más entre tantos que ocurren en Estados Unidos, así tan trágico, tan violento. Pero la cercanía hizo que me conectara con ese material y empezara a darle vueltas a la posibilidad de escribir algo al respecto. Primero como una investigación más periodística, pero luego ya como una novela.
Es la primera novela, además, que la ambientas en Estados Unidos.
Ya son veinte años que vivo allá y hace rato que quería escribir algo ambientado en Estados Unidos. Pero me abrumaba un poco la inmensidad del país. Quizás como ocurrió en lugar que es digamos como mi barrio, hizo que sintiera que podía escribir algo ambientado allí. Conocía el territorio, se trata de una zona económicamente deprimida. Desde hace cincuenta años los pueblos han ido perdiendo gente. Yo vivo en Ithaca que es como una isla porque tiene la universidad y no sientes eso. Pero no pasa lo mismo con los pueblos de la zona; se trata de una zona venida a menos.
¿En qué momento decides estructurar la novela con varios narradores, con varias voces que monologan?
Bueno, yo diría que hubo tres momentos y tres estructuras. El primer momento fue el de la idea de hacer una investigación periodística. Allí la estructura era algo así como A sangre fría. Una novela de no ficción, con mucha investigación y muchas entrevistas. Luego me di cuenta de que no tenía el instinto periodístico. El segundo momento fue cuando empecé a escuchar voces en mi cabeza de los adolescentes contándome su parte de la historia. Eran diferentes voces y allí se me vino la estructura. Me dije entonces: van a ser diez monólogos y diez adolescentes. Cada uno da su monólogo como en una obra teatral. Allí me acordé de haber leído hacía mucho tiempo una novela de Faulkner con un formato similar. Y me di cuenta que Faulkner no era tan rígido, que había personajes que volvían. Allí me di cuenta que no todos tenían que ser adolescentes, que necesitaba una voz como de las novelas policiales, de una suerte de investigador. Y el tercer momento, fue la última versión, cuando me di cuenta de que no era una novela policial. Quería respetar la estructura, la cronología y la trama. Y en la trama, el asesino, el señor Webb, fue capturado muy rápidamente, en menos de 24 horas. Eso rompía con la idea de la investigación del detective. Me di cuenta que sí podía ser una novela que jugara un poco con el género policial, pero lo que me interesaba más era ver qué se escondía detrás de estas tragedias cotidianas en Estados Unidos, ver cuáles eran las raíces de una violencia aparentemente irracional que sacude al país constantemente..
Al leer la novela, y a pesar de que se habla en ella de las redes sociales, no pude evitar tener la sensación de que cada uno de estos personajes vivían en realidad aislados. Sin una real comunicación entre ellos.
Sí, y creo que de hecho el formato es el fondo de la novela. Todos son monólogos, gente que monologa, que no dialoga, que está metida en su mundo. De hecho, los hechos ocurrieron en el 96 y entre las licencias creativas que me di fue trasladarlos al 2006. Porque quería contar el tema del impacto de las redes sociales, los chats. Juagar con esta idea de la conexión-desconexión. Los chicos que se meten a los mundos virtuales. La sensación de que tienes muchos amigos en el facebook pero estás solo. La ruptura generacional tan fuerte que hay en estos chicos, y su relación con el padre. En el fondo hay una inmensa soledad en estos personajes.
Lo que evidencia, como apunta Jorge Eduardo Benavides, en una reseña de la novela, que la sociedad norteamericana “está edificada en el autismo”.
Hay una virtud que puede convertirse en defecto en la sociedad norteamericana. La virtud de que desde muy temprano aprendes a ser muy individual. Mi hijo tiene 9 años y desde los 6 tiene una hora en el colegio en donde cuenta algo que le ha pasado en la semana. Y allí te vas dando cuenta lo importante de tus propias experiencias. Yo a los seis años me hubiera muerto de miedo. Y veo en mi hijo que es tímido que con nueve años ya es mucho más capaz de expresar su individualidad. Y eso se acrecienta en la adolescencia, porque ya los chicos tienen mucha más libertad económica, empiezan a trabajar. Todo esto hace que muchas veces los mayores no quieran meterse en la vida de estos chicos que por ahí son más inmaduros de lo que parecen. En el fondo estás muy perdidos y necesitan apoyo, necesitan consejos.
En la novela hay personajes que mueren. Pero también uno advierte el drama de los que quedan. Personajes cuyas vidas se ven trastocadas por las ausencias.
Cuando empecé de una forma más policial y me atraía la cuestión de las muertes, yo pensé que uno de los temas centrales era cómo aprender a vivir con los que ya no están más a tu alrededor. Cómo aprender a vivir con tus fantasmas, que pueden estar muertos o desaparecidos o simplemente ausentes. Y estos chicos (de la novela) tienen que enfrentarse a eso, a qué hacer con alguien que estaba a tu lado y ya no está más. Cómo aprender a convivir con estos fantasmas, que pueden estar más vivos que gente que está viva. Yo siento que la novela empezó como una cosa muy hiper-realista y termina, en cierta forma, como un cuento de fantasmas. Y yo espero, ese es mi objetivo, que la novela aguante muchas lecturas.
¿Tú siguiente proyecto tiene relación con Los vivos y los muertos?
Tengo otros dos proyectos que son parte de este proyecto. Yo quería hacer tres novelas relacionadas con la violencia en los Estados Unidos. Tres novelas, tres diferentes maneras de abordar la violencia. Novelas autónomas pero que en un momento puedan leerse juntas porque las tres tienen el tema de la violencia. La siguiente novela ya no es tan intimista. Se ambienta en la frontera de Estados Unidos y México, casi como el grado cero de la violencia hoy la sociedad contemporánea. Es una novela mucho más amplia, transcurre en varios estados de EEUU, en varias partes de México. Transcurre a lo largo de 80 años. Y luego, una novela más corta, que retrata el tema de la violencia psicológica y que también tiene que ver con Estados Unidos. Son dos proyectos que están muy avanzados.
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