“Las calles estaban vacías. En el puente la gente de le tomaba la temperatura a los que llegaban. Cruz iba y venía incapaz de quedarse tranquilo, al verme en el balcón me gritaba que me metiera a la casa.
Luego reía: mentira, salga si quiere, pero no le diga nada a su madre. Alto y flaco y de sonrisa fácil, nunca llevaba barbijo, decían que por coAcostaqueto. Cuando mamá salía rumbo al hospital por la madrugada él se le acercaba con cualquier excusa (…) Una vez que iba a llegar tarde a su turno él se ofreció a llevarla. A cambio le pidió barbijos y guantes para su familia, y ella lo miró incrédula, como si él no supiera que en el mismo hospital estaban escasos de equipos y que ella misma debía fabricarse lo que podía a punta de pedazos de ropa vieja y una máquina de coser de su abuela”.
Estas líneas, sin duda, resultan familiares, conocidas y hasta experimentadas. Sin embargo, es un fragmento de la novela en curso del escritor cochabambino Edmundo Paz Soldán, que toma a la pandemia y al confinamiento como temas centrales.
Se trata de la ficción “Allá afuera hay monstruos”, basada en “Cartucho”, de Nellie Campobello. Hace unos meses, Paz Soldán comenzó a escribir una novela, un diario de esta crisis. Al poco tiempo, decidió ficcionalizar la obra y adoptar la perspectiva de una niña.
“Hace muchos años leí ‘Cartucho’, una novela de Nellie Campobello sobre la revolución mexicana. Contaba la revolución desde el punto de vista de una niña y trataba de recuperar la figura de
“Las calles estaban vacías. En el puente la gente de Acosta le tomaba la temperatura a los que llegaban. Cruz iba y venía incapaz de quedarse tranquilo, al verme en el balcón me gritaba que me metiera a la casa.
Luego reía: mentira, salga si quiere, pero no le diga nada a su madre. Alto y flaco y de sonrisa fácil, nunca llevaba barbijo, decían que por coqueto. Cuando mamá salía rumbo al hospital por la madrugada él se le acercaba con cualquier excusa (…) Una vez que iba a llegar tarde a su turno él se ofreció a llevarla. A cambio le pidió barbijos y guantes para su familia, y ella lo miró incrédula, como si él no supiera que en el mismo hospital estaban escasos de equipos y que ella misma debía fabricarse lo que podía a punta de pedazos de ropa vieja y una máquina de coser de su abuela”.
Estas líneas, sin duda, resultan familiares, conocidas y hasta experimentadas. Sin embargo, es un fragmento de la novela en curso del escritor cochabambino Edmundo Paz Soldán, que toma a la pandemia y al confinamiento como temas centrales.
Se trata de la ficción “Allá afuera hay monstruos”, basada en “Cartucho”, de Nellie Campobello. Hace unos meses, Paz Soldán comenzó a escribir una novela, un diario de esta crisis. Al poco tiempo, decidió ficcionalizar la obra y adoptar la perspectiva de una niña.
“Hace muchos años leí ‘Cartucho’, una novela de Nellie Campobello sobre la revolución mexicana. Contaba la revolución desde el punto de vista de una niña y trataba de recuperar la figura de Pancho Villa ante la leyenda negra que se había creado en torno a él. Me encantó tanto el libro que quise escribir una ‘remake’, pero no me salió. Una vez iniciada la pandemia volví a intentarlo, y así se ha ido armando esta novela”, explicó el autor.
“Allá afuera hay monstruos” aún no está concluida, por lo que aún no existe una fecha del lanzamiento de la novela. Antes saldrá “La mirada de las plantas”, que está ambientada en la región amazónica, en la frontera entre Bolivia y Brasil.
“Es sobre experimentos con plantas medicinales y realidad virtual, ya está terminada y debería salir este año”, dijo.
Crisis sanitaria
Sobre los días de confinamiento, Paz Soldán, quien reside desde hace varios años en Estados Unidos, manifestó que las primeras semanas fueron duras porque la crisis fue muy severa.
“Salíamos poco, pero nadie estaba preparado, no se podía conseguir barbijos por ninguna parte. Yo les decía a mis papás y hermanos en Bolivia que se prepararan, que lo que se vendría sería duro”.
“Es extraño vivir esta crisis en diferentes tiempos, en Nueva York las cosas se han tranquilizado, el virus está bajo control, pero mi ansiedad se dispara ahora por cómo la están pasando mis amigos y familiares en Bolivia. Sigo de manera obsesiva el reporte de los nuevos casos, me deprimo con lo que está ocurriendo en el Beni, y hablo seguido con mis papás y mis hermanos, que me cuentan cómo están viviendo este momento tan difícil en Santa Cruz y Cochabamba”, añadió.
Crisis cultural
En cuanto al cierre del Ministerio de Culturas y la situación por la que está atravesando el sector artístico y cultural del país, el escritor cochabambino indicó que el gobierno transitorio ha cometido un grave error al eliminar la cartera.
“Si no estás contento por cómo el Ministerio fue usado por el anterior gobierno, la solución no es eliminarlo sino darle otro objetivo. Al eliminarlo envías un mensaje de que no te interesa la cultura, un mensaje que además está refrendado por la forma en que el gobierno no se ha preocupado por apoyar al sector cultural en esta crisis”, puntualizó.
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