Thursday, January 27, 2011

Alejandro Flores Valencia reseña la novena novela de Paz Soldán



Por Alejandro Flores Valencia


Norte, de Edmundo Paz Soldán

Edmundo Paz Soldán es uno de los escritores latinoamericanos más importantes de la actualidad. La aparición de su novela Río Fugitivo (1998) lo ubicó en el panorama de la literatura escrita en español como uno de los jóvenes narradores a los cuales había que seguir de cerca. Su escritura lo delataba como una nueva modalidad de escritor latino: una narrativa en la que lo mismo relucía el rock estadounidense, Blade Runner o las novelas de Vargas Llosa.

En el verano de 2011, la editorial Mondadori publicará su novela Norte (que cuenta con una portada que invita a la lectura: unas viejas vías de tren abren un camino infinito), la cual, según su autor, "no tiene que ver con el narco ni con las muertas de Juárez, pero sí tiene que ver con toda la violencia en el norte de México. Ciudad Juárez aparece como un epicentro simbólico de esa violencia", dice en entrevista el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán.

Norte está ambientada en la frontera de México y Estados Unidos y es una novela más extensa (en cuanto a espacios geográficos) que las anteriores novelas del boliviano. Trata el tema de la inmigración en EU, "la cual está cambiando al país desde dentro", dice Paz Soldán.

Norte narra la vida de cuatro personajes cuyas historias se entrecruzan continuamente. El personaje central es un asesino serial, que existió en la vida real: Ángel Reséndiz, criminal que cruzaba continuamente la frontera en trenes de carga hasta que finalmente en los 90 lo atrapó el FBI. En el momento de su captura era el número uno de los más buscados; el número dos era Bin Laden.

Thursday, January 13, 2011

NORTE


Jesús es un chico taciturno al que le apasionan los luchadores enmascarados de la lucha libre mexicana. Vive en Allende (México) con su madre y su hermana. Tras un desengaño, abandona el colegio y se une a una pandilla de chicos perdidos como él. Una noche de juerga apuñala a una prostituta para impresionarlos. Se convertirá en uno de los asesinos en serie más buscados de Norteamérica. Martín es un inmigrante de origen mexicano que sobrevive en California ayudando en la construcción de las vías del tren. Después de quedarse sin trabajo, es arrestado e ingresado en una clínica donde se le diagnostica un tipo de autismo. Se convertirá en uno de los mayores representantes del art brut del siglo xx. Michelle trabaja de camarera en Taco Hut y dedica el resto de su tiempo a desarrollar historias que puedan convertirse en una novela gráfica. Fabián, con quien tuvo una aventura, sueña con escribir la obra definitiva. Un día Michelle y Fabián se reencuentran en la facultad y retoman su relación apasionada, pero condenada al fracaso.

Norte es una novela acerca de la pulsión artística, la frontera que atraviesa a los personajes y la violencia física y artística que desencadena el desarraigo.

Wednesday, January 12, 2011

Edmundo Paz Soldán :"El escritor ya no está obligado a "ser" latinoamericano"


Entrevista realizada por Laura García

Edmundo Paz-Soldán nació en Cochabamba, Bolivia, en 1967. Es licenciado en Ciencias Políticas con doctorado en Lenguas y Literatura por la universidad de Berkeley, y actualmente es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell.

Edmundo es – me atrevo a decirlo – el escritor boliviano más internacional. Sus novelas "Río fugitivo"; (1998) y "El delirio de Turing"; (2003) ubicaron su voz tan particular en la literatura latinoamericana contemporánea. Su más reciente novela "Los vivos y los muertos";, apuesta por una melancolía perturbadora, por una historia más "americana";, menos boliviana, pero en la que se renueva su talento narrativo y su versatilidad a la hora de crear historias. Y su libro de cuentos "Dochera y otros cuentos";, (en donde "Dochera"; fue el ganador del premio de cuento Juan Rulfo) tiene una selección de historias que se leen con sumo gusto y que son como dardos finísimos con los que Edmundo apunta a quedarse para siempre en la memoria del lector.

Pero Edmundo es, ante todo, un amigo de la casa en OtroLunes. Tuve el placer de conocerlo en Santiago, de pedirle esta entrevista cuyas preguntas comenzó a responder en Bolivia, terminó en Madrid y ahora están aquí, a pesar de las distancias. O gracias a ellas.

¿Qué autores bolivianos te parece que están escribiendo cosas interesantes actualmente?

Hay una nueva generación muy interesante. Están Rodrigo Hasbún, que formó parte de Bogotá 39; Giovanna Rivero y Maximiliano Barrientos, que están publicando en España; Liliana Colanzi, que acaba de publicar un gran libro de cuentos; Sebastián Antezana, Wilmer Urrelo, ganadores del premio nacional de novela...

Jorge Volpi ha dicho, en recientes entrevistas, que la literatura Latinoamericana no existe, no tiene identidad, y esto lo asocia principalmente a la apatía política que sienten los escritores en la actualidad. Una apatía que no tuvieron en su momento los autores del 'boom', por ejemplo. Tú, que eres parte de la literatura Latinoamericana, ¿qué crees?

Yo creo lo contrario. Creo que existen varias literaturas latinoamericanas. Una, por ejemplo, se escribe en portugués y la conocemos muy poco. Otra se está escribiendo en inglés y tampoco la conocemos mucho, a pesar de Junot Diaz y Daniel Alarcón, porque se tiende a verla como literatura norteamericana (que también lo es).

Creo que Volpi se refiere a que ya no hay una conexión tan fuerte entre lo que se escribe y el país de donde viene el escritor. El escritor ya no está obligado a "ser" latinoamericano, a representar lo latinoamericano. Pero yo creo que eso de la literatura universal es un sueño de la Ilustración, un sueño de Goethe que no funciona hoy. Siguen existiendo las fronteras, seguimos siendo latinoamericanos por más que escribamos sobre China. Bueno, por ponerte un ejemplo en el caso de Junot Díaz, su novela «La breve y maravillosa vida de Oscar Wao» pertenece claramente a la tradición latinoamericana de la novela del dictador. Por un lado, logra infiltrar dentro de la tradición norteamericana un subgénero latinoamericano. Por otro, su lectura del género, desde otra tradición, le permite desmontar algunos lugares comunes, burlarse a la vez tanto de Vargas Llosa como de García Márquez.

A ti alguna vez se te ocurrió escribir ficción en inglés, como ¿Junot Díaz o Daniel Alarcón?

No. La verdad que no. Mi inglés no tiene los matices de mi español, nunca me he sentido seguro escribiendo ficción en inglés. Puedo, ensayos, pero ficción, no.

Siguiendo con el tema de la literatura latinoamericana, muchos autores dicen que la literatura latinoamericana del siglo XXI comenzó con Bolaño. ¿Cómo ubicas tú a Bolaño en este mapa de la literatura latinoamericana?

Le ha dado un nuevo vigor. Se lo está leyendo con ardor, y es responsable de muchas vocaciones literarias. Hay adolescentes que lo leen y quieren ser escritores, lo cual es notable. En mi generación creo que está su huella, pero creo que su influencia se verá más en la generación siguiente, porque lo leyó en los años clave de la formación literaria

Y eso me lleva a otra cosa. Bolaño no era un escritor afecto a exponerse mucho, y desde hace un tiempo vengo leyendo (sobre todo en los suplementos culturales) sobre la sobreexposicion de los escritores. Como en todo, hay detractores y otros que justifican. ¿Tú ves como algo malo el protagonismo que pueden tomar los escritores?

Lo que ocurre es que los festivales literarios se han vuelto parte del hipermercado cultural. Y ahora se ve al escritor más que antes. Eso a veces puede opacar a la obra. El escritor puede pensar que exponerse es un fin en sí mismo.

Pero eso no tiene porqué ser malo... O visto como una mala cosa, no al menos si el escritor es un buen escritor ¿no?

Vargas Llosa está siempre en las noticias y sus opiniones son fundamentales en el diálogo sobre política, arte y cultura en general. Juan Gabriel Vásquez tiene una fuerte presencia en Colombia. Pero ellos usan su tribuna como un medio para un fin y no como un fin en sí mismo.

Exacto. Ahora me cambio de tema. Ahora mismo tú eres un usuario de twitter y el otro día sostenías una discusión con Aurelio Asiaín sobre la posibilidad de que twitter esté dando paso a un nuevo género... ¿Crees que los usuarios de twitter, tal vez sin quererlo, están haciendo literatura (al menos de una forma incipiente)?

Claro que sí. No todos, por supuesto. Algunos utilizan Twitter como espacio de información. Hay otros que lo utilizan como espacio de escritura, y esos me interesan. Con el Twitter algunos géneros literarios se actualizan. Pienso en los aforismos, por ejemplo. La poesía tiene mucha cabida. Los palíndromos, los juegos de palabras, son naturales en el espacio reducido de Twitter.

¿Qué piensas de la discusión acerca del libro digital y su posible prevalencia sobre el libro en papel?

Que la discusión es bizantina. Que habrá un buen tiempo en que ambos formatos coexistirán, pero que a la larga se impondrá el libro digital. No será el fin de la literatura ni mucho menos.

¿Qué estás leyendo ahora?

Los cuentos de Kjell Askildsen.

Hablemos de política. Evo es muy llamativo como presidente y como líder porque de alguna forma representa a una minoría que después de muchas luchas accede al poder (y me corregirás si me equivoco en esto). Pero, dejando de lado este aspecto llamativo ¿qué crees que queda de Evo? ¿Cuáles consideras que han sido sus gestiones más importantes durante este gobierno? ¿Cuáles las más desafortunadas?

Evo ha hecho mucho por la inclusión social en Bolivia. Le ha dado al país un protagonismo que no ha tenido en mucho tiempo. Pero Evo también es un típico caudillo latinoamericano, y eso debilita su liderazgo. No hay posibles sucesores en su partido, y no entiende que la oposición es necesaria para la salud de la democracia.

¿Qué debe tener para ti una buena novela?

Lenguaje. Personajes memorables. Una trama que enganche. Lo ideal sería tenerlo todo (pienso en Lolita, en La marcha Radetzky, en Historia secreta de Costaguana) pero también a veces ocurren cosas por las cuales un libro, sin tener esas cualidades, puede conmover y quedarse en la memoria.

Tuesday, January 11, 2011

Entrevista de Carlos Sotomayor a Paz Soldán :Una trilogía sobre la violencia


El escritor boliviano, radicado en EEUU, Edmundo Paz Soldán se encuentra nuevamente en Lima para presentar, en la FIL-Lima, Los vivos y los muertos (Alfaguara, 2009), una novela cuya trama se aleja de su Bolivia natal para situarse en un pueblito de los Estados Unidos. La novela formará parte, según cuenta Edmundo, de una trilogía sobre la violencia. La presentación se realizará hoy, a las 7:00 p.m., en la Feria Internacional del Libro (Parque Los próceres, Jesús María). Los comentarios estarán a cargo de Patricia del Río.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

La novela surge a través de un hecho noticioso que te impacta, ¿verdad?

Una amiga me envío un dossier con recortes de lo que había ocurrido en este pueblito a 20 minutos de donde vivo, en Estados Unidos. Me impactó. Puede haber sido un hecho más entre tantos que ocurren en Estados Unidos, así tan trágico, tan violento. Pero la cercanía hizo que me conectara con ese material y empezara a darle vueltas a la posibilidad de escribir algo al respecto. Primero como una investigación más periodística, pero luego ya como una novela.

Es la primera novela, además, que la ambientas en Estados Unidos.

Ya son veinte años que vivo allá y hace rato que quería escribir algo ambientado en Estados Unidos. Pero me abrumaba un poco la inmensidad del país. Quizás como ocurrió en lugar que es digamos como mi barrio, hizo que sintiera que podía escribir algo ambientado allí. Conocía el territorio, se trata de una zona económicamente deprimida. Desde hace cincuenta años los pueblos han ido perdiendo gente. Yo vivo en Ithaca que es como una isla porque tiene la universidad y no sientes eso. Pero no pasa lo mismo con los pueblos de la zona; se trata de una zona venida a menos.

¿En qué momento decides estructurar la novela con varios narradores, con varias voces que monologan?

Bueno, yo diría que hubo tres momentos y tres estructuras. El primer momento fue el de la idea de hacer una investigación periodística. Allí la estructura era algo así como A sangre fría. Una novela de no ficción, con mucha investigación y muchas entrevistas. Luego me di cuenta de que no tenía el instinto periodístico. El segundo momento fue cuando empecé a escuchar voces en mi cabeza de los adolescentes contándome su parte de la historia. Eran diferentes voces y allí se me vino la estructura. Me dije entonces: van a ser diez monólogos y diez adolescentes. Cada uno da su monólogo como en una obra teatral. Allí me acordé de haber leído hacía mucho tiempo una novela de Faulkner con un formato similar. Y me di cuenta que Faulkner no era tan rígido, que había personajes que volvían. Allí me di cuenta que no todos tenían que ser adolescentes, que necesitaba una voz como de las novelas policiales, de una suerte de investigador. Y el tercer momento, fue la última versión, cuando me di cuenta de que no era una novela policial. Quería respetar la estructura, la cronología y la trama. Y en la trama, el asesino, el señor Webb, fue capturado muy rápidamente, en menos de 24 horas. Eso rompía con la idea de la investigación del detective. Me di cuenta que sí podía ser una novela que jugara un poco con el género policial, pero lo que me interesaba más era ver qué se escondía detrás de estas tragedias cotidianas en Estados Unidos, ver cuáles eran las raíces de una violencia aparentemente irracional que sacude al país constantemente..

Al leer la novela, y a pesar de que se habla en ella de las redes sociales, no pude evitar tener la sensación de que cada uno de estos personajes vivían en realidad aislados. Sin una real comunicación entre ellos.

Sí, y creo que de hecho el formato es el fondo de la novela. Todos son monólogos, gente que monologa, que no dialoga, que está metida en su mundo. De hecho, los hechos ocurrieron en el 96 y entre las licencias creativas que me di fue trasladarlos al 2006. Porque quería contar el tema del impacto de las redes sociales, los chats. Juagar con esta idea de la conexión-desconexión. Los chicos que se meten a los mundos virtuales. La sensación de que tienes muchos amigos en el facebook pero estás solo. La ruptura generacional tan fuerte que hay en estos chicos, y su relación con el padre. En el fondo hay una inmensa soledad en estos personajes.

Lo que evidencia, como apunta Jorge Eduardo Benavides, en una reseña de la novela, que la sociedad norteamericana “está edificada en el autismo”.

Hay una virtud que puede convertirse en defecto en la sociedad norteamericana. La virtud de que desde muy temprano aprendes a ser muy individual. Mi hijo tiene 9 años y desde los 6 tiene una hora en el colegio en donde cuenta algo que le ha pasado en la semana. Y allí te vas dando cuenta lo importante de tus propias experiencias. Yo a los seis años me hubiera muerto de miedo. Y veo en mi hijo que es tímido que con nueve años ya es mucho más capaz de expresar su individualidad. Y eso se acrecienta en la adolescencia, porque ya los chicos tienen mucha más libertad económica, empiezan a trabajar. Todo esto hace que muchas veces los mayores no quieran meterse en la vida de estos chicos que por ahí son más inmaduros de lo que parecen. En el fondo estás muy perdidos y necesitan apoyo, necesitan consejos.

En la novela hay personajes que mueren. Pero también uno advierte el drama de los que quedan. Personajes cuyas vidas se ven trastocadas por las ausencias.

Cuando empecé de una forma más policial y me atraía la cuestión de las muertes, yo pensé que uno de los temas centrales era cómo aprender a vivir con los que ya no están más a tu alrededor. Cómo aprender a vivir con tus fantasmas, que pueden estar muertos o desaparecidos o simplemente ausentes. Y estos chicos (de la novela) tienen que enfrentarse a eso, a qué hacer con alguien que estaba a tu lado y ya no está más. Cómo aprender a convivir con estos fantasmas, que pueden estar más vivos que gente que está viva. Yo siento que la novela empezó como una cosa muy hiper-realista y termina, en cierta forma, como un cuento de fantasmas. Y yo espero, ese es mi objetivo, que la novela aguante muchas lecturas.

¿Tú siguiente proyecto tiene relación con Los vivos y los muertos?

Tengo otros dos proyectos que son parte de este proyecto. Yo quería hacer tres novelas relacionadas con la violencia en los Estados Unidos. Tres novelas, tres diferentes maneras de abordar la violencia. Novelas autónomas pero que en un momento puedan leerse juntas porque las tres tienen el tema de la violencia. La siguiente novela ya no es tan intimista. Se ambienta en la frontera de Estados Unidos y México, casi como el grado cero de la violencia hoy la sociedad contemporánea. Es una novela mucho más amplia, transcurre en varios estados de EEUU, en varias partes de México. Transcurre a lo largo de 80 años. Y luego, una novela más corta, que retrata el tema de la violencia psicológica y que también tiene que ver con Estados Unidos. Son dos proyectos que están muy avanzados.